La canción de María
Inspiraciones/ María Campos Por Marina Gambier Retrato Gastón Perello Empezó a cantar por razones casi terapéuticas, pero el tiempo encauzó esa catarsis hasta convertirla en vocación. Gracias a que sus […]
Inspiraciones/ María Campos
Por Marina Gambier
Retrato Gastón Perello
Empezó a cantar por razones casi terapéuticas, pero el tiempo encauzó esa catarsis hasta convertirla en vocación. Gracias a que sus demonios nunca dejan de molestarla, ya lleva escritas cerca de 300 canciones en las que expresa una visión muy propia del romanticismo, aunque en la conversación se agiganta su belleza y el parecido con Françoise Hardy, el gran icono pop francés de la década del sesenta.
“En mi familia no hay músicos. Me gustaba cantar hasta que en la adolescencia me obsesioné con un chico y encontré en la guitarra una forma de sacármelo de adentro. Ahora nadie me calla, pensé. Escucharme era escuchar la desesperación absoluta de una obsesión. La música era un recurso para no enfermar. Creo si no hubiese cantado seguramente hubiera desarrollado alguna una adicción grave” dice, custodiada por su guitarra. “Mis canciones son autorreferenciales, y una vez que las escribo ya no me duelen esos recuerdos”.
Sus padres la dejaron incursionar en el canto y el piano convencidos de que era solo un hobby, pero a los 17 anunció que no iba a estudiar otra cosa. Sin embargo, recién a los 33 años se animó a grabar su primer disco, que saldrá en marzo próximo editado por el sello Music Brokers. Todo un reto para su temperamento de lobo estepario. “Nunca dejé de estudiar porque no creo en eso del don. El don se hace trabajando. Toco la guitarra pero todavía no me considero guitarrista, por eso hace unos años cuando Gustavo Santaolalla ofreció producirme un disco me aterré y dije que no. Estaba loca, pero sentía que tenía poco para ofrecer. El tipo no lo podía creer. El disco se va a llamar Popular y reúne una preselección de canciones que recién ahora me siento capaz de interpretar con más libertad”.
Violeta. “Mi hija me conecta con el amor, pero con el amor por mí, porque su existencia me obliga a ser mejor, a cuidarme, a estar siempre de buen ánimo, a dar el ejemplo. Es la única persona a la que no querría defraudar. Soy hija de padres presentes pero muy distantes, en cambio con ella aprendí a expresar el cariño físicamente. Es mi gran amor, mi gran inspiración…
Janis Joplin. “Sé que las letras de mis canciones son una desilusión tras otra, pero soy yo misma. Lo único que me importa de la música es la transferencia de emociones, ser un canal, algo que no siempre se consigue. Hay grandes voces, estudiadas y perfectas, y sin embargo no logran trasmitir nada. Otros, te hacen sentir vivo. Ejemplos, el Polaco Goyeneche, Carlos Gardel, José Larralde, Chabela Vargas y la gran Janis Joplin, que no tenía mucha formación musical pero su voz era un alma en pena, un grito desesperado….
Almodóvar. “No leo, no me atrae la televisión y voy poco al cine, pero las películas de Almodóvar me encantan por sus personajes inesperados y porque sus historias son como las de Disney. Bizarras, cualquier cosa puede pasar. Me da tranquilidad saber que hay demonios más grandes que los míos…
Disney “Vi unas 800 veces La Sirenita, La Bella Durmiente, La Cenicienta y tantas otras películas del género. Disney era mi religión, mi biblia. Soy la idealización total del amor, a veces no sé cómo bajarme de ese trip…
Las chimeneas. “No me gustan la playa ni las vacaciones, por mi podría siempre ser marzo. Tampoco me gusta el mar azul ni la arena blanca. Prefiero los paisajes amables, menos violentos, como las sierras de Uruguay o las playas tranquilas de Rocha, especialmente en los días grises de invierno. El clima de la conversación escuchando el sonido del fuego, tomando un vino…